En la actualidad vivimos la pospandemia por Covid-19, en la cual niños, niñas y adolescentes, así como adultos y adultos mayores, reciben aún las dosis pertinentes de la vacuna contra este virus, manteniendo las cifras de una posible ‘inmunidad de rebaño’ en Colombia. Sin embargo, esta situación se vive en medio de un ‘pico respiratorio’ en todo el territorio nacional, especialmente para la infancia y adolescencia, con la emergencia de casos de enfermedades infecciosas que han llegado a colapsar los servicios pediátricos y las unidades de urgencias.
Lo anterior, sumado a la aparición en los últimos meses de la Viruela símica, también a nivel mundial, una enfermedad que supera los 550 casos en el país y se originó en África, para lo cual en la actualidad, el Ministerio de Salud y Protección Social adelanta la adquisición de vacunas con el fin de combatir este nuevo virus.
Hablamos con la Dra. Julietha Castro, Pediatra Neonatóloga, Expresidente de la regional Tolima y miembro del Comité de Lactancia Materna de la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP), quien a propósito de la conmemoración en agosto como el mes de la lactancia materna, nos contó lo que hay que saber en relación con el acto de amamantar y la pospandemia, las enfermedades respiratorias y el nuevo virus:
- Teniendo en cuenta que en torno a la pandemia surgieron mitos sobre la lactancia materna, ¿cuál es el panorama de esta práctica natural en estos tiempos de pospandemia?
J.C. Durante la época de pandemia, la lactancia materna sufrió varios procesos en el desarrollo de contemplarla como una práctica normal. Este acto natural al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) le había apostado que, en 2025, el 50% de la infancia recibiera lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad, se vio afectada por el Covid-19.
Fuimos aprendiendo y haciendo cambios con la ciencia y sus vacunas. Se presentó la separación madre-hijo, puesto que todos los niños al momento de nacer deben hacer un contacto inmediato piel a piel, para que se logre con éxito la lactancia en la primera hora de vida. Sin embargo, a la luz de los pocos conocimientos que se tenían en el momento de la aparición del virus sobre sus posibles riesgos de infección a través de este ‘oro líquido’, no se había demostrado la protección de la leche materna para los bebés frente al Covid, y que además no se transmitía por esta vía.
Poco a poco el panorama cambió y con los estudios científicos, se demostró que la leche materna contiene anticuerpos que atacan el virus. Además, que los bebés que amamantan tienen menos probabilidades de sufrir síntomas respiratorios graves cuando se enferman. La lactancia materna siempre está disponible y ha sido muy importante durante las emergencias de salud pública.
Colocar el bebé al seno sigue siendo significativo para que tome su leche materna, no obstante las medidas de bioseguridad también lo son, porque el virus llegó para quedarse. Hay que seguir lavándose las manos con agua y jabón, antes de sostener al bebé; usar la mascarilla y sostener al bebé en contacto piel a piel, lo que ayuda a promover la producción de leche.
Solo si la madre, paciente, es muy sintomática y requiere hospitalización, para así sostener la lactancia materna, se requiere obtenerla por medio de extracción manual o con bomba, y no disminuir dicha producción. En los bancos de leche bajó la cantidad de leche materna en pandemia, por poca donación, lo cual afectó a los bebés enfermos hospitalizados. Poco a poco se han ido recuperando estos espacios, porque antes estaban prohibidas las visitas, regresando al acompañamiento y a las unidades de puertas abiertas.
La meta más importante en este momento es que todas las mamás embarazadas se vacunen, así como la familia completa que la rodea.
- ¿Es la lactancia materna un ‘escudo protector’ frente a las enfermedades respiratorias que emergen en la actualidad cómo la influenza y la bronquiolitis? O al contrario, ¿se debe contraindicar en algunos casos?
J.C. Se ha demostrado en muchos estudios los efectos benéficos de la leche materna. Entre los profesionales de la salud hay un amplio consenso de que la lactancia materna constituye la mejor elección para su crecimiento y desarrollo, y proporciona, asimismo, una disminución muy importante en el riesgo de enfermedades tanto agudas como crónicas.
Esto es específicamente en el ámbito de las infecciones, teniendo en cuenta los casos de la severidad de los ‘cuadros’. Por ejemplo, se ha demostrado protección para gastroenteritis aguda, infecciones respiratorias como las mencionadas, otitis media, bacteremia, meningitis e infección del tracto urinario. Pero es importante entender que el éxito de dichos beneficios de la lactancia materna están asociados a otras condiciones sanitarias de los lactantes que la perjudican, como la asistencia a la guardería, la presencia de familiares alérgicos o el tabaquismo, incluso el hacinamiento, ejerciendo un papel considerable que incide en estas infecciones.
La leche materna sigue teniendo un efecto muy protector, específicamente con relación a los 6 primeros meses de vida, siendo exclusiva y ese ‘escudo’ que brinda a largo plazo en las infecciones del tracto respiratorio, con su suministro durante el primer año.
La lactancia materna no está contraindicada en lo que a infecciones respiratorias se refiere, pues sigue protegiendo a los lactantes. Además, muchas veces cuando un bebé tiene dificultad respiratoria, es el único alimento que recibe. Se recomienda continuar con la lactancia en estos casos cuando este tipo de afectaciones de salud.
- ¿Cómo debe ser el suministro de la leche materna en niños y niñas, considerando los aumentos de casos por Viruela símica a nivel mundial? ¿Cuál es la situación en Colombia en este sentido?
J.C. En cuanto a la Viruela símica, según los datos del Instituto Nacional de Salud en este momento, Bogotá es la ciudad con mayor número de casos, así como que aún no existen mujeres embarazadas o lactantes con este virus en Colombia.
Para la lactancia materna en los niños y niñas, o en casos con madres de recién nacidos, está contraindicada. La literatura dice que es una enfermedad infecciosa causada por un Orthopoxvirus fonético y tiene una presentación similar a la de la viruela, pero es menos grave y de escasa mortalidad, con síntomas como fiebre, dolor, fatiga, adenopatías y aparición de múltiples vesículas que se presentan dentro de las 24 a 72 horas en la cara, las manos y los pies. En la infancia los síntomas pueden ser muy graves y de mortalidad mayor.
Se transmite de animales a humanos, y en humanos por roce directo con las lesiones de la piel, contacto respiratorio, saliva y cualquier secreción, incluso por vía sexual; asimismo, a través de la placenta y la leche materna, pues el virus se excreta allí. Esta enfermedad es muy contagiosa mientras hay síntomas, de dos a las primeras cuatro semanas.
Dado este modo de contagio, si una madre está infectada, es necesario aislar al lactante y no amamantar, extraer la leche y desecharla. Si ambos están infectados, ya que las lesiones cutáneas aparecen después de la fiebre, se debe valorar que estén juntos y se pueda mantener la lactancia. Esto podría aportar defensas al lactante, lo cual depende del estado clínico tanto de la madre como del bebé. Es necesario saber que las vacunas existentes están contraindicadas en los menores de un año y las embarazadas, así como en los pacientes inmunocomprometidos.
- ¿Por qué es tan importante la cadena de apoyo a la lactancia materna, en la que hace tanto énfasis la WABA (sigla en inglés de la Alianza Mundial para la Lactancia Materna)?
J.C. Esa cadena efectiva de apoyo a la lactancia materna es la única forma en que vamos a promover, proteger y apoyar esta práctica natural. Involucra muchos factores, pues la mujer lactante necesita el apoyo de los servicios de salud y los sitios de trabajo; además, de la comunidad para que pueda amamantar en público y en todas las instancias.
Es una cadena cálida, desde la atención prenatal, el parto y los cuidados posnatales. Por ello hablamos de los primeros 1.000 días de vida. De igual manera, este apoyo abarca las situaciones especiales que presentan los recién nacidos o las emergencias como la pandemia. Ese proceso de confianza con la madre requiere convertirse en un ‘tejido humano’ para garantizar la lactancia materna.
- ¿Cuáles son todos los actores que intervienen en los servicios de salud para que el acto de amamantar se lleve a cabo sin contratiempos? ¿Qué rol juega cada uno de ellos?
J.C. En los servicios de salud somos todos nosotros los que intervenimos desde cada rol en la promoción de la lactancia materna: pediatras, obstetras, trabajadores de salud comunitaria, consejeras y consultores de lactancia materna, enfermeros, parteras, nutricionistas y médicos de familia, al igual que los responsables de la administración pública y privada en salud.
Todos debemos estar capacitados y entrenados en temas de lactancia materna, basados en la evidencia, con programas de formación constantes y disponibles en todo sentido. Ojalá todas las instituciones estuvieran acreditadas como amigas de la mujer y del infante en forma integral, encaminadas en la ruta de atención materno-infantil.
Los pediatras debemos ser conscientes que en la labor que ejercemos con las madres y los padres en temas de salud y nutrición infantil, incidimos en la lactancia materna con nuestros consejos y tienen que ver con las decisiones tomadas por ellos. Como especialistas de la pediatría podemos apoyar la lactancia materna en el momento de la consulta, preguntando por este tema e informando los beneficios en los niños y niñas. De igual manera, teniendo en cuenta los estudios para entregar datos de importancia en la familia.
En el caso de tener que indicar alguna fórmula infantil, se debe hacer, pero con una clara explicación médica. Asimismo, hay que definir estrategias que ayuden a empoderar a la madre y le permita combinar, en caso dado, la lactancia materna con el trabajo. Debemos hacer consejería sobre eso, desde el trabajo coordinado del binomio madre-hijo. Por esta razón, “Impulsemos la lactancia materna, apoyando y educando”, como lo hacemos los pediatras de nuestra SCP.