
La evidencia científica sobre las consecuencias del maltrato infantil crece de manera permanente. Los niños maltratados, sus familias y la sociedad en general padecen en el corto y largo plazo los efectos de esta condenable conducta. Publicaciones de expertos en el tema advierten que, en algunos casos, el daño trasciende a los agredidos y afecta a su descendencia.
La felicidad que sentimos por el final feliz de la historia de los niños indígenas que sobrevivieron a un accidente aéreo y a varias semanas solos en la selva del Guaviare no debe impedirnos reflexionar acerca de las difíciles condiciones psicosociales que han quedado evidenciadas sufren estos pequeños seres humanos.
La denuncia, aún en investigación, realizada por el abuelo materno en contra del padre de los niños por maltrato infantil, al menos a dos de ellos, expone una vez más la inaceptable situación de vulnerabilidad en la que crecen y se desarrollan algunos niños en nuestro país.
Las cifras reportadas por Medicina Legal muestran que en Colombia durante el año 2022 se atendieron 27.539 casos de maltrato a menores de edad, un 30% más que en el año 2021. Aproximadamente, el 25% de estos casos la violencia se produjo al interior de la familia. A pesar de lo impactante que resulta conocer la frecuencia de este fenómeno, todas las fuentes donde se pueden consultar estos datos llaman la atención acerca del gran subregistro que se esconde detrás de las cifras publicadas, especialmente en la ahora llamada Colombia profunda.
La evidencia científica sobre las consecuencias del maltrato infantil crece de manera permanente. Los niños maltratados, sus familias y la sociedad en general padecen en el corto y largo plazo los efectos de esta condenable conducta. Publicaciones de expertos en el tema advierten que, en algunos casos, el daño trasciende a los agredidos y afecta a su descendencia.
Los menores maltratados pueden ver limitado el desarrollo de su potencial cognitivo. El estrés que causa el maltrato genera alteraciones en el cerebro en desarrollo, condicionando en muchos casos conductas de riesgo en la vida adulta, tales como el consumo de alcohol, tabaco y sustancias ilícitas.
Es importante que todos aceptemos que los niños siempre son las víctimas y nunca los culpables del maltrato. Duele escuchar algunas versiones de prensa que narran la forma en que los pequeños sobrevivientes se escondían de los equipos de rescate por temor a ser nuevamente maltratados al regresar a su hogar.
Entendiendo los rasgos culturales y étnicos de los menores rescatados, y la definición constitucional de nuestro país como pluriétnico y multicultural, debemos como sociedad garantizarles a estas posibles víctimas indígenas y a todos los niños colombianos su derecho a la vida, a una calidad de vida y a un ambiente sano.
Termino citando una reflexión del psiquiatra estadounidense, Dr. Karl Menninger: “El trato que se les da a los niños es el que ellos luego darán a la sociedad”.
Artículo publicado originalmente en: elheraldo.co
Autor:

Hernando Baquero Latorre
Médico Investigador Colombiano, especialista en Pediatría y Neonatología. Profesor Universitario por más de 20 años. Graduado de Medicina en la Universidad del Norte en Barranquilla, con estudios posteriores en Pediatría en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Bogotá. Se sub especializó en Neonatología en la Universidad Universidad Militar Nueva Granada, también en la ciudad de Bogotá.
Está categorizado como Investigador Senior por Colciencias, la entidad encargada de promover las políticas públicas para fomentar la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia.
Convencido del poder transformador de la educación y que la generación de capacidades es el mayor aporte que se puede hacer a la sociedad.