Una hoja doblada con un triángulo que sobresale no es una hoja, es un barco que navega cerca a la playa. La capitana es una pirata que acaba de robarse una brújula para llegar a la isla del tesoro. Afuera hay una niña que los mueve con sus manos. Los imagina.
El juego desarrolla la creatividad, la curiosidad, la inteligencia y, en cualquier edad, la fantasía. Según Análida Estrada, psicóloga, socióloga y magíster en educación y desarrollo humano de la Universidad San Buenaventura, “somos homo ludens y para los niños el juego es aún más importante, porque están en proceso de convertirse en seres humanos. Los juguetes no solo son herramientas que les permitirán involucrarse en una cultura sino también desarrollarse como seres humanos”.
Alrededor de este tema algunos investigadores se preguntaron si desarrollar juguetes basados en el género tiene consecuencias.
Reforzando estereotipos
En una investigación liderada por la socióloga Elizabeth Sweet se analizaron más de 7.300 juguetes de los catálogos de las tiendas por deparamento estadounidense Sears, del siglo pasado.
En este proceso encontraron que los primeros anuncios de estos productos, basados en el género, promovían roles tradicionales, la ama de casa y el constructor, por ejemplo. Según sus conclusiones, en la década pasada, los roles eran más fantasiosos: el ama de casa cambió a princesa, y el carpintero a héroe de acción.
“El mundo de los juguetes se parece mucho más a 1952 que a 2012”, escribió Sweet en una editorial del diario New York Times hace unos años.
Aunque no siempre ha sido así. Gracias al movimiento feminista y de minorías, en los años sesenta se vio una caída en los juguetes de género en Estados Unidos: solo 2 % de los que aparecían en el catálogo de 1975 era para un género específico.
Muchos anuncios publicitarios parecían despreciar deliberadamente los estereotipos de género representando a las niñas manejando autos de juguete y aviones, y a niños jugando con cocinas y muñecas.
Sin embargo, en la década del 80, las distribuciones de género resurgieron. Los publicistas, según deduce Sweet, vieron los ultrasonidos como una oportunidad: los padres podían conocer el sexo de sus hijos antes de nacer.
Estrada aclara que “los juguetes sí influyen, pero no derterminan los roles de género. Lo que sí puede hacerlo son todas esas connotaciones que el adulto les dé. Cuando un padre le dice a su hijo que no puede usar tal juguete porque ese es para niñas, le está interrumpiendo la posibilidad de creación”.
Pasa igual si a una niña le prohíben jugar con una plancha o tener un juego de cocina. Si eso es lo que ella quiere, prohibirlo es tan contraproducente como encasillarla en un rol.
¿Quién es la más hermosa?
Las lingüistas Carmen Fought del Pitzer College, y Karen Eisenhauer, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, analizaron los diálogos de 12 películas de Disney (entre clásicas y actuales), y encontraron que el 60 % de los elogios femeninos se relacionan con la apariencia y solo el 9 % con las habilidades (ver gráfico).
El análisis encontró que en estas películas clásicas, un personaje femenino recibe siete veces más cumplidos por su apariencia que por su inteligencia.
Así que el lenguaje también entra a jugar un papel importante en cuanto a estereotipos.
Juego libre
Para los niños, jugar es la vida, y los juguetes son las herramientas del primer aprendizaje. Así que lo que proponen los psicólogos a los padres es incentivar el juego libre y evitar organizarle el mundo a los menores.
El estudio de 2015, liderado por Jamie Jirout y publicado en la revista Psychological Science, además encontró que los niños participantes eran más propensos que las niñas a los juguetes que desarrollan la inteligencia espacial (Lego, juegos de construcción, rompecabezas).
“Las niñas juegan menos con estos, lo que sin duda explica las ventajas espaciales de los chicos. También quienes tienen un alto nivel socioeconómico muestran una ventaja, aunque las diferencias relacionadas con este aspecto en el juego espacial han sido menos estudiadas que las diferencias con el género”, describe el artículo científico liderado por Jirout.
Sobre este tipo de investigaciones, Estrada afirma que se acoge a las teorías complejas, “porque la humanidad es así”, y puntualiza que “el orden de nuestro desarrollo se ha dado de muchas maneras y al estudiar otro tipo de agrupaciones humanas encontraremos algunas en las que las mujeres desarrollan ciertas habilidades más fuertes que las de los varones”.
Para modificar una situación contextual, la chilena Denise Lama creó el proyecto Dollversity, una marca de muñecas diversas e imperfectas. Lama creció rodeada de multiculturalidad en su escuela. Estudió ciencias políticas y después de trabajar en el ministerio de la mujer de su país, lideró este proyecto para aportar desde el sector privado a las campañas de empoderamiento femenino.
Según ella, “desde el sector privado solo existen muñecas, no ofrecen una alternativa para que las niñas no solo se vean en una reina o princesa, sino en una mujer profesional”.
Y aclara que no está mal que en el mercado se encuentren estas, pero debería haber opciones como muñecos papás, enfermeros y profesores.
En los últimos dos años, la marea ha vuelto a subir. Las grandes marcas desarrolladoras de juguetes WalMart y Toys R Us han acordado recientemente bajar el tono de sus estrategias de marketing con campañas específicas para niñas y niños, así como eliminar el etiquetado basado en el género, según afirmaron en una publicación de su blog en 2015.
Para muchos esto es un avance, sin embargo aún queda mucho por resolver como los prejuicios, por ejemplo, el color rosado para las niñas y azul para los niños.
La solución empieza en casa. Análida reafirma la importancia de permitir el juego libre, sin imposiciones ni miedos. Si la capitana del barco es una niña y está jugando con piratas, por qué no dejarla conquistar los siete mares y ser la mejor espadachín.
Tomado de: http://www.elcolombiano.com/tendencias/juguetes-para-ninos-y-ninas-DC7224234