Recientemente se ha conformado en el seno de la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP), el Comité de Medicina de Adolescentes para dar cumplimiento con la responsabilidad social y científica que este gremio tiene con la salud integral de la población adolescente colombiana.
El comité está integrado por un grupo de pediatras altamente calificados y con experticia en el área de la salud integral en la adolescencia, con la firme voluntad de liderar un proceso continuo de acompañamiento y respaldo a la labor de los pediatras del país y a los diferentes entes científicos y académicos, cuya responsabilidad y vocación sean la de trabajar en pro del desarrollo saludable de esta población, fundamentada en una atención médica competente, que históricamente ha sido relegada en otros sectores y actores que no cumplen con la formación médica idónea.
La posición que asume este colectivo se nutre de la firme convicción de que los adolescentes son sujetos de derechos y han sido históricamente negados por parte del gremio médico en particular, que los sigue invisibilizando, al punto que no aparecen en el sistema médico espacios de atención diferenciada y específica, para suplir sus demandas y necesidades en salud.
Nadie puede negar que la atención en salud de esta población yace en una especie de ‘hoyo negro’ dentro de nuestro sistema de prestación de servicios en salud, con constante amenaza a su vida cada vez que tienen que deambular de servicio en servicio hasta encontrar uno que anteponga sus derechos, sobre la idea arbitraria de un límite de edad que determina quién es un paciente pediátrico y quién no los es.
Esta ausencia de doliente dentro de la institución médica colombiana ha derivado en un preocupante panorama sobre la situación de la salud y riesgos en los adolescentes, la cual no da espera para que sea al fin asumida por el campo médico: la pediatría que históricamente ha asumido esta atención en los países industrializados, con un importante impacto positivo en la prevención de la principal problemática de salud pública en este grupo.
- Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), cerca del 20% de la población nacional se encuentra entre los 10 y 19 años. Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes hasta los 24 años suman un total de 20´319.413.
- Nueve millones de ellos están en pobreza y alrededor de dos millones y medio se encuentran en miseria.
- Aunque la escolarización ha mejorado, persisten millones por fuera del sistema escolar. Con tasas de deserción en la secundaria que alcanzan un 60%, según el DANE “mientras en 1973 la tasa de asistencia para el rango de edad de 5 a 6 años fue de 11,1%. En el 2005 esta tasa se ubica en 78,0%. Para el rango de edad de 7 a 11 años, la tasa de asistencia pasó de 58,5% en 1973 a 92,0%. Para la población entre los 12 y 17 años, la tasa de asistencia en 1973 fue de 57,4% y en el 2005 registró 77,8%. Para el rango de edad de 5 a 17 años, la tasa de asistencia pasó de 50,8% en 1973 a 83,3%. Para la población entre los 18 a 24 años, la tasa de asistencia en 1973 fue de 19,1%, mientras que en el 2005 fue de 27,1%”.
- Colombia es el cuarto país del mundo con más niños vinculados al conflicto armado. Algunas entidades reportan que 7.000 y otras, que 14.000 niños y adolescentes son reclutados por los grupos armados ilegales. 348 niños son desplazados diariamente como consecuencia del conflicto. 12 mueren cada día en esta guerra absurda.
- La tasa de suicidio en niños, niñas y adolescentes está presentando aumento. En el 2008, el INML y CF presentaban tasas de suicidio por 100.000 de 4.5 y 7.2, entre adolescentes varones y mujeres con edades entre los 15 y 17 años. En ese año los suicidios en menores de 15 años fueron 66 (cada 5 días): 28 masculinos (cada 12 días) y 38 femeninos (cada 9 días), y 230 intentos de suicidio en menores de 10 a 13 años ( cada 1 y ½ día).
- El trabajo infantil y la violencia intrafamiliar siguen registrando magnitudes preocupantes. Cerca de 176.000 niños (3,8%) entre los 7 y 11 años de edad trabajan. La violencia intrafamiliar presentó un aumento de 33% entre 1996 y 2000, al pasar de 51 mil a 68 mil casos.
- En el año 2012, se reportaron más de 23.000 casos de violencia sexual (Fiscalía General de la Nación) cada 24 minutos o 58 por día. Dos millones de padres admiten por encuesta que maltratan a sus hijos. Cerca de 14.000 menores de 18 años son judicializados cada año por infracciones a la ley penal (38 por día). De esa cifra, el 30% son privados de la libertad (4.200, 11 por día cada 2 horas). De estos últimos, el 90% son de estratos 1 y 2 (3780, 10 por día cada 2 horas).
- Los adolescentes y jóvenes son víctimas de la violencia sexual: el 80% de estos casos ocurren al interior del hogar y en el 59% la víctima es una niña o mujer joven que no denuncia porque no conoce los procedimientos a seguir, y la existencia de respuestas adecuadas para la atención de la violencia sexual.
- En cuanto a la cobertura en salud, el Gobierno reporta “una expansión notable de alrededor del 4 al 43% de la población pobre. No obstante, la menor afiliación se presenta en el grupo de menores de 1 año con 45,6% y en adolescentes y jóvenes entre los 18 y 22 años de edad (el 50,8% no estaban afiliados en el 2000). Este rango de edad es en el que los jóvenes pasan de la afiliación familiar a la afiliación individual, exceptuando los que aún están estudiando o son discapacitados.
- La tasa de fecundidad en la población adolescente aumenta drásticamente, encontrándose en los primeros lugares de la Región Andina (89 x 100.000 NV). En promedio en el país, una de cada cuatro adolescentes se embaraza. Cada vez son más las adolescentes que ya han sido madres o que están en su primer embarazo; la proporción pasó de 19 a 21% entre 2000 y 2010. Pero en las zonas rurales, pobres o en aquellas adolescentes víctimas del desplazamiento, una de cada dos lo estará y de éstos el 80% probablemente tendrá un segundo embarazo antes de llegar a la mayoría de edad. Dos de cada cinco adolescentes han tenido relaciones sexuales y el 14% tiene su primera relación antes de cumplir los 15 años de edad.
- En la Región Andina, en el 2008, una de cada diez adolescentes mujeres son madres, en contraste con uno de cada 50 adolescentes varones que serán padres prematuramente.
- Sólo el 20% de las adolescentes utiliza métodos de planificación familiar y del total de aquellas que tienen pareja estable, sólo el 57% utiliza métodos anticonceptivos.
- Los adolescentes que tienen menor nivel de conocimiento sobre el tema de ETS-VIH/SIDA son los más pobres, los de áreas rurales y en conflicto y los que se encuentran en los menores niveles de educación.
- “Para el período 2001 – 2005, prácticamente la mitad de los desempleados y las desempleadas era joven; los adolescentes y las adolescentes representaron en promedio el 5.26% de los desempleados y las desempleadas totales, mientras que las personas adultas menores aportaron el 42.23%. Las tasas de desempleo fueron de 31.30% y 28.68% para los adolescentes y las adolescentes, y personas adultas menores, respectivamente, que al compararlas con la tasa para los mayores de 26 años (7.27%) indican que el desempleo es mucho más grave dentro de la juventud que para la PEA de mayor edad”.
- Desde el punto de vista normativo existe un amplio apoyo legislativo, que aunque no establece tácitamente quién debe ser el responsable del cuidado de la salud de los adolescentes, sí respalda el derecho de los individuos de este grupo etario al más alto nivel posible de salud, amparando su acceso a servicios de alta calidad y realzando la importancia de todas aquellas actividades e intervenciones que tengan como fin la promoción de la salud y prevención de accidentes. Dentro del recurso legislativo internacional, se cuenta con la Declaración de los Derechos Humanos; la Convención de los Derechos del Niño; el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Cumbre Mundial a favor de la Infancia y la Conferencia Mundial Sobre Población y Desarrollo del Cairo, entre otros. De igual forma, a nivel nacional existe el sustento normativo en la Constitución Política de 1991, la Ley 1098 de 2006 (Código de la Infancia y Adolescencia) y la Resolución 412 y 3384 de 2000, entre otras.
Teniendo en cuenta los hechos mencionados y luego de reflexionar profunda y juiciosamente acerca del reciente acuerdo oficial entre la SCP y la Asociación Colombiana de Medicina Interna, en el cual fue establecida la edad de 18 años como límite superior de atención médica por parte de los pediatras, ratificamos nuestra posición de avalar y acoger dicha recomendación.
Sin duda, la pediatría es la especialidad médica que cuenta con el recurso humano mejor capacitado para comprender y hacerse cargo de la salud de la población adolescente. Esta postura es ratificada por la historia de la emergencia de la Medicina de Adolescentes como una segunda especialidad de la pediatría, con el soporte de su legitimidad siendo el campo más idóneo para asumir esta responsabilidad por parte de organismos científicos de referencia a nivel internacional como la Academia Americana de Pediatría (AAP), al indicar que la atención pediátrica debe extenderse hasta la consecución de la mayoría de edad de sus pacientes (21 años para Estados Unidos). Incluso más allá en los casos en que los pacientes conviven con enfermedades congénitas o circunstancias especiales derivadas de enfermedades crónicas, adquiridas durante la infancia o la adolescencia. Dicha política fue ratificada recientemente (Pediatrics 2012, 129, e561).
Nuestra posición de aceptación de dicha responsabilidad no impide que seamos conscientes de las existencias de grandes falencias y vacíos en cuanto a la formación académica del médico general y del pediatra en particular en nuestro medio.
De igual manera, no desconocemos la débil respuesta institucional que actualmente tiene el país para poder garantizar una óptima atención atender a los adolescentes. Sin embargo, el comité, con el respaldo sociopolítico y científico de la SCP, ha decidido aceptar su invitación a asumir la tarea de dirigir un proceso de cualificación de pediatras, a través de la programación de una agenda académica que instituya un programa permanente de actualización, acompañamiento y capacitación.
Estamos seguros de que con este esfuerzo podremos contribuir a que los pediatras del país puedan desarrollar las competencias requeridas para cumplir con esta directriz y así contribuir a la solución de la problemática que enfrentan estos adolescentes.
Sólo a través de la educación continuada para los profesionales egresados y el acercamiento con las universidades para desarrollar el tema con profundidad en el pregrado y postgrado, se podrá fortalecer el conocimiento en el área de la Medicina de los Adolescentes.
Finalmente, invitamos a los miembros de la SCP para que depositen su confianza en nosotros, apoyando y acogiendo esta propuesta con la que creemos se podrá garantizar una adecuada atención entre nuestros adolescentes colombianos.
Comité de Medicina de Adolescentes
Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP)