Contener al mosquito y promover la autoprotección: hay que echar mano de lo que puede funcionar.

Los recientes casos de una supuesta relación de infección con el virus del zika y malformaciones fetales como la microcefalia, y males como el Guillain-Barré, son cada vez más inquietantes.

Si bien aún no se ha establecido un vínculo directo entre este agente –en franca expansión en América Latina y en Colombia– y estas enfermedades, la reciente publicación de estudios de casos rigurosos sobre embarazos afectados fijan pilares que proyectan la idea de que se está frente a un mal cuyos efectos todavía no están claros para la ciencia.

Las investigaciones sugieren que las alteraciones, supuestamente ligadas a la infección de las madres con zika, no se limitan al sistema nervioso de los fetos, sino que tocarían otras estructuras. Esto se suma a la no menos preocupante revelación hecha por el Ministerio de Sanidad de Francia, que habría confirmado otro caso de transmisión del virus por vía sexual y que estudia otros 14 sospechosos.

Hay razones para reforzar las alertas, si se tiene en cuenta que Colombia aún no alcanza el pico máximo de propagación de la enfermedad, que, según los cálculos, se daría entre abril y mayo.

El último reporte del Instituto Nacional de Salud da cuenta de 42.706 casos, reportados en la mayoría de los 951 municipios ubicados por debajo de los 2.200 metros sobre el nivel del mar, donde habita el mosquito Aedes aegypti, que transmite el virus.

Del total de afectados registrados a estas alturas, 7.653 son gestantes (mil más que las contempladas en el último reporte), que están bajo vigilancia especial. Vale anotar que si algo resulta alarmante es el hecho de que los mencionados estudios referencian daños fetales por encima del séptimo mes de embarazo.

En este estado de cosas, en el que la realidad muestra que del virus no se sabe mucho y no se cuenta con herramientas claras para detenerlo, hay que echar mano de lo que puede funcionar: la contención sin tregua del mosquito, las medidas sugeridas por el Ministerio de Salud (entre las que están la postergación del embarazo) y el fortalecimiento de la protección individual contra males de transmisión sexual. Aunque suene polémico, por ahora todo se vale.

 

Tomado de: http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/editorial-contra-el-zika-todo-se-vale/16523236