Por: Pedro Rovetto
Una entrañable sobrina, quien me ha hecho “medio abuelo” recientemente, me preguntó alguna vez: ¿Tío, tú qué haces escribiendo de puericultura? Quizás le contesté que todos somos puericultores pues como dice el proverbio africano “se necesita una aldea para criar un niño”. Todos los miembros de una sociedad, sabiéndolo o no, participan en la crianza de los pequeños (en latín pueri de donde se origina puericultura). Sabiéndolo o no, repito, pues los ejemplos y roles se heredan a veces inconscientemente. Es necesario entonces tomar consciencia de ese milenario deber humano, no derecho, de criar y educar niños. Sobre todo en estos tiempos del crepúsculo del deber (Lipovetsky).
En los últimos años he asistido con interés a los tres encuentros colombianos de puericultura (Cartagena, Quindío y Cali) con curiosidad de abuelo y gran aprovechamiento personal pues el tema es apasionante. No se trata de saber puericultura pues no soy pediatra sino de bienquerer nuestros hijos, nietos y niños. Para esto se necesita inspiración. E inspiración es lo que ha proporcionado el médico Juan Fernando Gómez, pediatra puericultor de Antioquia, a los pediatras jóvenes en esos encuentros. Sus conferencias, lecciones como se decía antes, van llenas de frases y citas propias y ajenas que inspiran. Quisiera hoy compartir con ustedes algunos fragmentos de Gómez para meditar en la buena crianza que debemos a las futuras generaciones.
“Un hijo es una pregunta que le hacemos al destino”, fue su primera cita. El futuro que nos interesa es el que dejaremos a nuestros hijos y nietos, no el nuestro. Mientras más lejano más importante porque podremos intervenir en él con nuestros pequeños gestos de hoy. No podemos cambiar el ayer ni el efímero presente ni quizás el mañana inmediato pero sí el “pasado mañana” que aún vemos lejano. En estos tiempos de posconflicto que ya estamos viviendo, aunque a veces no lo parezca, debemos tener paciencia. A veces queremos, le decía a mi hijo, ser Suecia o Suiza o una sociedad utópica ya y eso no se puede. Debemos confiar y esperar en el destino que sembramos hoy con nuestros niños. ¿Se dan cuenta que a veces los pequeños viven como en un hoy permanente? Los debemos admirar y aprender de ellos. Recordar ahora que se elogia la lentitud en libros de crecimiento personal: chiva piano va sano e va lontano, como dicen los italianos.
Luego Gómez citó al analista Arnaldo Rascovsky: “La crianza de los hijos compromete a los padres en todas las aspiraciones para el futuro y llama todas las emociones de su pasado”. Ahí comienzan los problemas pues toda persona tiene una biografía casi secreta de frustraciones y dolores íntimos. Dejar que esos eventos a través de nuestras emociones irracionales influyan en nuestros niños es injusto. Ellos no deben cargar con nuestro pasado. Pero ocurre pues los padres somos seres humanos falibles. A veces queremos evitar a toda costa que nuestros pequeños sufran nuestras heridas y nos sale el tiro por la culata porque no son sus heridas ni deben serlo. ¿Cuántos niños no aprenden a nadar por un miedo exagerado de su padre o madre al agua? ¿Cuántos niños no tienen perro pues a alguno de sus progenitores los mordió uno?
La crianza tradicional, no del todo mala, era característicamente procedimental. Su pregunta fundamental era ¿qué hacer con los niños? Su perspectiva vertical, el niño era sólo un adulto pequeño que debía ser educado. La crianza actual, que puede ser llamada posmoderna según Gómez, tiene otra pregunta fundamental, ¿cómo relacionarnos con los niños? Su perspectiva es horizontal, todo niño es un ser humano con características y talentos especiales. Además casi siempre divertido pues es uno de esos “locos chiquitos” que cantaba Serrat. Cuando mi nieto mayor (4 años) me dice moviendo la cabeza “¡Abuelo loquito!” para mí es un piropo pues sé que me he puesto a su nivel.
Pero estamos hoy en crisis entre estos dos modelos de crianza que nos propone la cultura y muchas veces los padres no sabemos qué hacer, somos padres perplejos. Si Maimónides el sabio y médico medieval escribió su clásico Guía para los perplejos los pediatras puericultores debían escribir una “Guía para padres perplejos”. Pero no puede publicarse una fría guía de la buena crianza y ningún manual puede solucionar todos los problemas de los padres. La buena crianza según el doctor Gómez es una mezcla de tradiciones culturales, sentido común, algunos conocimientos científicos (para eso si hay varios libros buenos) y amor incondicional.
Quisiera repetir para ustedes otros detalles de la conferencia del puericultor antioqueño pero no hay espacio. Él no es un vendedor extranjero de recetas infalibles o métodos esotéricos sino un médico colombiano que inspira a pediatras, educadores, psicólogos y padres al placer de la buena crianza.
Tomado de: http://www.las2orillas.co/cosas-debemos-meditar-padres-abuelos-tios-todos/.