Con pronóstico reservado es manejado el caso de una menor de 20 meses que se encuentra internada en la clínica Medical Duarte, de la ciudad de Cúcuta, en Norte de Santander, luego de que le fuera diagnosticado el síndrome de Guillain-Barré, asociado con el virus del zika que padeció la pequeña en el mes de diciembre.
En ese mismo centro de salud también se encuentra recluido desde hace cinco días otro menor de 12 años, con la misma enfermedad.
El otro pequeño, en el mes de enero, empezó a presentar los síntomas vinculados con el zika y, posteriormente, tuvo un deterioro neurológico muy leve que se fue acentuando hasta el punto de que se determinó, de acuerdo con la sintomatología, el diagnóstico de Guillain-Barré.
“El síndrome comienza con un hormigueo en las plantas de los pies, incluso en las manos, y empieza a subir, de manera que el paciente comienza a perder motoramente el control de sus extremidades y sigue aumentando, a tal punto que puede llegar hasta el tórax y no puede ya respirar por sus propios medios”, dijo el profesional.
Los menores son las víctimas más jóvenes de este padecimiento en Cúcuta. Según el Instituto Departamental de Salud, se tiene un registro de 41 casos en esa capital –la cifra más alta de Colombia–, todos asociados con el virus.
Los niños están recibiendo un tratamiento de terapia inmunológica completo, atendido por personal multidisciplinario, que incluye inyecciones de gamma globulina, así como soportes ventilatorios.
Tal y como explicó el director médico de la clínica, cada ampolla tiene un valor aproximado de 1’500.000 pesos. Se estima que un día integral de tratamiento, incluyendo UCI, puede estar costando hasta 2’500.000 pesos.
“Las inyecciones dependen del peso que tenga el niño, así como la impregnación que tenga de la enfermedad”, dijo Santiago. Agregó que si no se brinda la atención adecuada, la persona puede quedar con secuelas definitivas como parálisis general.