Yolanda Reyes

Honorables senadores: estamos hablando de los Derechos de los Niños, consagrados en el Artículo 44.

Según el Dane, tenemos (sí, son de todos) 2,4 millones de niños colombianos menores de 5 años en situación de vulnerabilidad, y el 52 por ciento de ellos aún no reciben atención integral del Estado. Esto significa que más de un millón de bebés están creciendo hoy en este país, sin derecho a la salud, a la educación inicial, a la cultura y a todas esas ‘pequeñas’ cosas esenciales que marcan la vida de un ser humano.

Esas cosas –¡son derechos!– parecen tan naturales cuando se tienen que no nos damos cuenta de la marca indeleble ni de la brecha que genera su carencia. Son cosas sencillas, como crecer en una vivienda con agua potable y condiciones sanitarias adecuadas, recibir nutrición no solo física, sino también emocional, cultural y cognitiva; tener una familia que cuente con herramientas para propiciar el desarrollo colosal que se da en los primeros años y que sea acompañada por el Estado en las tareas de la crianza, de la salud y de la educación, tan complejas y tan decisivas para el resto de la vida. Estamos hablando de los Derechos de los Niños, consagrados en el Artículo 44 de nuestra Constitución y especificados en el Código de Infancia y Adolescencia. Y de obligatorio cumplimiento.

Para hacer seguimiento de esa obligación constitucional de garantizar los derechos de los niños durante la primera infancia, se creó la estrategia ‘De cero a siempre’, que nació ligada al despacho de la primera dama y luego se convirtió en programa presidencial. Alrededor del concepto de ‘atención integral a la primera infancia’, la estrategia definió lo que necesita un niño en sus primeros años (controles prenatales, parto, vacunas, nutrición, desarrollo, registro civil, educación inicial, entre muchos otros componentes) y articuló una ruta de atenciones que le asignaba a cada ministerio o dependencia lo que le correspondía hacer, tanto en el ámbito nacional como en el regional y en el local. La idea de establecer claramente los componentes de atención a cargo de los diversos ministerios y del ICBF contribuía a hacer un trabajo intersectorial basado en las necesidades de cada niño, para evitar la desarticulación de funciones, tan frecuente en las dependencias estatales.
Como el programa resultó eficaz, el representante Eduardo Tous, del partido de ‘la U’, elaboró un proyecto de ley para convertir ‘De cero a siempre’ en política de Estado. El proyecto fue enriqueciéndose y ganando apoyo de representantes de distintos partidos durante los tres debates, pero ahora, cuando falta el cuarto, se convirtió en manzana de la discordia por las tensiones entre el Congreso y el Gobierno, y todo parece indicar que su coordinador ponente, el senador Eduardo Pulgar, del partido de ‘la U’, no quiere sacarlo adelante.

De forma similar a lo que les sucede a los niños cuando están en medio de disputas adultas, el proyecto de ley que convertiría la atención integral a la primera infancia en política de Estado y que le daría, además de sostenibilidad política y financiera, una visión conceptual y unos criterios técnicos de largo plazo, a salvo de los vaivenes de cada gobierno, puede ser archivado. El senador Honorio Enríquez, del Centro Democrático, radicó ponencia negativa, y el senador Pulgar también ha expresado reservas.

Honorables senadores: esos millones de bebés sin atención que llenarían varias plazas de Bolívar, pero que no dan votos ni hacen ‘lobby’ en el Capitolio, crecen muy rápido y no pueden darse el lujo de esperar hasta la próxima legislatura. Para darles la voz que ya tienen, las entidades y las personas de la sociedad civil que trabajamos por ellos estamos haciendo veeduría nacional e internacional. ¿Qué es (realmente) lo que piden para radicar este proyecto?

 

Tomado de: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/de-cero-a-nunca-yolanda-reyes-columnista-el-tiempo/16586565