Es muy doloroso para sus dueños, especialmente los niños; pero es un duelo que se debe vivir.
Superar la muerte de un animal que ha formado parte de la vida cotidiana, el que ha entregado su amor incondicional y al que le hemos dedicado nuestro tiempo y cuidados, es siempre difícil.
Aunque no es lo mismo cuando se toma la decisión de sacrificarlo, o cuando se trata de una muerte sorpresiva por un accidente, y menos cuando es porque los papás se aburrieron del animal y lo regalaron sin el consentimiento de los pequeños.
“La pérdida de la mascota es, a veces, la primera experiencia de algunos niños con la muerte. Como los animales viven menos tiempo que las personas, en ellos puedes ver todo el ciclo de la vida y observar cómo van cambiando a lo largo del tiempo”, explican María Elena López y Gloria Mercedes Isaza en el libro Un momento difícil, la muerte de un ser querido.
“Las personas sienten que pierden al compañero que todos los días los divertía, los alegraba, a ratos los preocupaba, un ser al que le daban todo su afecto y protección. Puede ocurrir que ciertas personas no entiendan que la muerte de la mascota es algo doloroso, pues nunca han tenido una”, asegura la psicóloga María Elena López.
Para la experta, en el caso de los más pequeños la mejor manera de explicar la muerte del animal es decir la verdad; puede ser por medio de un cuento corto o de un dibujo, para que ellos entiendan y recuerden a su mascota sin dolor.
Además asegura que no hay que decirles que la ‘mascotita’ está durmiendo; ellos, por simple asociación, podrían sentir miedo de ir a la cama a descansar.
López advierte a los papás que “los niños requieren consuelo y que no se trata de borrar de sus mentes a la mascota, sino que lo mejor es dejar que hablen de ella”.
Para la veterinaria Daniella Peñaranda, especialista en homeopatía, es muy importante el buen manejo de esta clase de dolor y por eso ha creado un grupo que se reúne todos los domingos en Pet Spot 93, en Bogotá, con personas que están viviendo duelos por sus mascotas, creando una red de apoyo.
Cada vez lo hace con un invitado que puede ayudar en el proceso de sanación. Ha llevado a psicólogos y a expertos en reiki y ángeles, entre otros, con muy buena acogida entre la gente que ha participado. Asistir no tiene ningún costo.
En el caso de la eutanasia, Peñaranda recomienda estar presente en el momento de la muerte del animalito. “Preferiblemente se debe hacer en la casa, con su cobija y sus cosas, con el tiempo para decirles lo que sintieron por ellos”, explica
Si fue un accidente, la pérdida tiene un ingrediente adicional: la culpa. “Si no lo hubiera soltado”, “Si yo hubiera estado ahí no habría pasado”, son reproches que se harán sus dueños o cuidadores. Acá es importante tener una ayuda profesional o un apoyo de los seres queridos para entender que de cualquier forma iba a pasar.
“Una situación muy distinta es cuando los papás toman la decisión de salir de la mascota sin consultarlo. Esta determinación debe ser tomada por todos los miembros de la familia, con buenas razones de por qué la mascota va a estar mejor en otro lado”, concluye Daniella Peñaranda.
“En algunos casos se decide hacer algún tipo de funeral para despedir a la mascota, enterrarla en un lugar especial o cremarla. En otros, los padres del niño que ha perdido a su mascota, o el centro veterinario, se encargan del cuerpo”, indican López e Isaza.
¿Cómo superarlo?
– Buscar apoyo en papás, amigos o especialistas. -Estar triste es normal. El tiempo y los recuerdos de los buenos momentos compartidos son un remedio para reponerse.
-Guardar en un sitio especial las fotos y los objetos favoritos de la mascota para tenerlos como recuerdo.
– Conseguir un nuevo animal de compañía después de un tiempo, aunque no reemplace al que murió. Será un consuelo dedicar tiempo y cuidados al nuevo miembro de la familia.
-En el caso de los niños, los especialistas recomiendan hablar con la verdad para que se acerquen al concepto de la vida como un ciclo que algún día termina.