¡BASTA YA!

Vivimos en un país con una geografía y unos patrones culturales tan diversos como oportunidades que tiene la vida misma, cada uno con sus diferentes matices y tonalidades, así como los grandes contrastes que observamos a diario. Difícilmente se escoge la unidad como un todo, un bien común para trabajar y luchar por ello. Por eso tan loable acción tuvieron los dirigentes de numerosos países cuando en el año 1989 se reunieron para firmar un compromiso con los niños del mundo, la Convención sobre los Derechos del Niño, cuyo fin primordial era generar un acuerdo de derechos humanos para lograr una infancia plena. “Para cada niño, todos los derechos”, afirma Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia).

Este año se cumplieron 30 años de la misma y la vulneración de estos derechos continúa. A la orden del día está la pobreza, la desigualdad, la discriminación, la desnutrición, el maltrato, el reclutamiento de menores en el conflicto armado, las violaciones, y las cantidades de agresiones reprochables e inaceptables desde todo punto de vista, con el deber moral de no permitir que lo frecuente se convierta en normal.

Llamo su atención citando a Ernesto Sábato: “Al sanar las heridas físicas de los niños, ellos pueden sobrevivir a una guerra, si sanamos sus espíritus, tal vez se prevenga la próxima guerra”. Tristemente, los niños son las primeras víctimas de la guerra.  Debemos contribuir para lograr una generación saludable física, mental y emocionalmente, con el convencimiento que los niños, niñas y adolescentes son el presente y futuro de nuestra nación y del mundo, evitando llegar a ser una generación en la que la desesperanza y la desilusión se instaure, generando así el fracaso de la humanidad.

Comparto el siguiente comunicado a la opinión pública emitido:

Una vez más las consecuencias del conflicto armado y el crimen organizado se reflejan en expresiones de horror y muerte para nuestros niños, niñas y adolescentes, como sucedió en el reciente operativo militar que evidenció, además, que continua el reclutamiento y la no desvinculación de los niños por parte de los grupos armados irregulares.

En el 2018, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (CIDH) presentó a Colombia un informe de seguimiento a las recomendaciones que había hecho al país en el 2014 (informe Verdad, Justicia y Reparación). En el caso de la violencia a la niñez, en el capítulo V del documento (https://www.refworld.org.es/pdfid/5c9410564.pdf), fue insistente en señalar que el cumplimiento de las recomendaciones era parcial y que en uno de los casos (reclutamiento y desvinculaciones de los niños), Colombia no había entregado la información solicitada ni desagregada por año para verificar el avance.

La Sociedad Colombiana de Pediatría expresa su más enérgico rechazo a todo tipo de violencia que afecte a los integrantes del tejido social, donde la niñez constituye un protagonista fundamental como presente y futuro de la sociedad. La múltiple violación de los derechos de niños, niñas y adolescentes sigue siendo un gran desafío para el país por lo que recordamos, una vez más, la inmensa responsabilidad que compete a todos los estamentos (Estado, familia y sociedad), para garantizarle a la niñez de nuestro país la vida digna que necesita para crecer y vivir en Paz. El acuerdo de Paz es un instrumento esencial para lograr que la sociedad colombiana encuentre los espacios que le permiten avanzar en políticas de justicia y restitución de derechos, pero también de prevención a nuevas violaciones.

La Sociedad Colombiana de Pediatría y todos los pediatras que hacemos parte de ella estamos comprometidos con nuestra infancia y continuaremos no sólo denunciando las sitiuaciones de violencia y desatención de nuestros niños, sino trabajando para evitarlo y mejorar la calidad de vida y salud de ellos.

Marcela Fama Pereira
Presidente
Sociedad Colombiana de Pediatría