Este año, Secretaría de Movilidad ha impuesto 607 comparendos y ha hecho 258 inmovilizaciones.

Los malos comportamientos de algunos miembros de empresas de transporte escolar se han vuelto un dolor de cabeza para los colegios, que a pesar de todos los esfuerzos por exigirles que cumplan con las normativas, terminan por llevarse sorpresas.

Según la Secretaría de Movilidad, durante el año 2015 tuvo que imponer 1.398 comparendos y 511 inmovilizaciones por malos comportamientos de las rutas escolares, y este año ya van 607 y 258, respectivamente.

Esta situación pone en jaque a los colegios, que siempre terminan siendo reseñados cuando ocurre algo salido de lo normal, y claro, a las empresas que manejan los automotores que proveen este servicio.

El 6 de mayo del 2015, la ciudad quedó conmocionada cuando conoció el caso de la niña Valentina Parra, de solo 4 años, estudiante del jardín Los Sauces, en Suba.

Sus familiares la reportaron como desaparecida e, increíblemente, solo 12 horas después la encontraron en el interior de la ruta del colegio.

Las directivas del jardín tuvieron que aceptar el olvido por parte del conductor y la Secretaría de Educación abrió una investigación para determinar qué sanciones impondría al colegio y a la empresa Turistport, cuyo vehículo era de placas WBB 789. En este caso hubo un final feliz, y la pequeña se reencontró con su madre, pero en otros casos, una tragedia puede ser el resultado de un descuido.

Eso pasó este mes cuando en el colegio Británico, de Bocagrande, en Cartagena, murió una menor, también de 4 años, del grado prekínder, por asfixia dentro de una ruta escolar, según sus padres, por el olvido de la monitora de la ruta. Otra investigación enluta a una familia y a una comunidad educativa.

Todos estos episodios de olvido, los accidentes por exceso de velocidad, las sanciones por falta de documentos o los comportamientos inadecuados de las monitoras, que cumplen un papel muy importante, han resaltado varias anomalías, entre ellas, la falta de conocimientos de los colegios y las empresas transportadoras de un protocolo para el cuidado de los menores.

Así lo ratifica el experto en movilidad Ricardo Montezuma. “Somos muy mediocres en el tema. Lo más grave es que los colegios se han desentendido del tema y esperan que la empresa transportadora asuma toda la responsabilidad”.

Agregó que este servicio es costoso, de mala calidad y que además “expone a los niños a madrugar y a soportar recorridos demasiado largos”. Para Montezuma, los colegios deben compartir responsabilidades con las empresas de transporte escolar porque ellos las seleccionan y, además, indagar sobre plataformas tecnológicas que les permitan a ellos y a los padres de familia estar atentos de los recorridos de los niños.

Hoy los colegios que tienen rutas propias cuentan con vehículos muy viejos, que carecen de medidas de protección como cinturones de seguridad. “En los últimos 15 años solo se discute este tema cuando hay accidentes. Por ejemplo, el papel del monitor es fundamental porque es un adulto ajeno a la conducción que vela por todo lo que le pase a los estudiantes”.

Vea en este enlace, el número de comparendos en 2015 y 2016 por malos comportamientos en las rutas escolares.

El monitor

La labor del monitor de la ruta es quizá una de las funciones más importantes en el transporte escolar. Por eso sorprende que en el top de las faltas, muchos de estos tengan sus documentos incompletos de EPS, AFP y ARL, y lo peor: algunos no portan su cédula. “En la ruta que lleva a mis hijos siempre hay una niña diferente de monitora, y por lo general uno la ve chateando. Hace poco le robaron el celular a mi hijo, porque no le dijeron nada por llevar la ventana completamente abierta. Si un adulto hubiera estado a cargo, eso se habría podido evitar”, dijo Lucía, una madre de familia.

La función de los monitores de la ruta es el cuidado de los menores, la entrega al colegio y a sus padres, el conteo de los estudiantes y la verificación de su estado mientras estén a su cargo.

A todo esto se suma que el no tener bien identificados al conductor y al monitor pone en riesgo la seguridad de los menores.

Otra falta grave es la ausencia de extintores o dispositivos sonoros de velocidad, debido a que, como cualquier vehículo, las rutas escolares están expuestas a sufrir accidentes. Esta semana, la del colegio Costa Rica de Fontibón se estrelló con un bus del SITP frente al CAI de esa localidad. En total hubo nueve lesionados. Escenas como estas ocurren a diario.

Más grave es cuando hay fugas de aceite, sobrecupo o llantas lisas, ya que todo esto puede terminar en un accidente lamentable.

¿Qué ha hecho la administración?

El programa Ruta Pila, que realiza actividades de control, vigilancia y seguimiento a vehículos de transporte especial en modalidad escolar, en conjunto con la Policía de Tránsito, busca que los colegios y las empresas de transporte escolar cumplan toda la normatividad para evitar accidentes.

Eso fue luego del Acuerdo 281 del 2007, expedido por el Concejo de Bogotá, que reglamentó la existencia de operativos especiales sobre vehículos de servicio público especial que presten sus servicios bajo contrato de transporte escolar.

“Esto se logra a través de operativos de control con los cuales se verifica el cumplimiento de condiciones de seguridad a beneficiarios del transporte escolar en planteles educativos y sus entornos; en empresas transportadoras y en corredores viales en el Distrito Capital”, dijeron voceros de la Secretaría de Movilidad.

Algunas normas que deben cumplir

El transporte de estudiantes deberá:

– Llevar un adulto acompañante que conozca el funcionamiento de los mecanismos de seguridad del vehículo y de primeros auxilios. Este se encargará del cuidado y guía de los estudiantes durante su transporte, ascenso y descenso en casa y en el colegio.

– Los vehículos deben cumplir con las condiciones técnico-mecánicas. No habrá estudiantes de pie, cada uno ocupará un puesto.

– La ruta debe tener comunicación entre la empresa, los conductores de los vehículos y el establecimiento educativo.

– Las sillas deben contar con cinturones de seguridad y ventanas que impidan a los escolares sentados sacar los brazos.

– Las rutas deben tener pintadas en la parte posterior de la carrocería franjas en colores amarillo y negro.

– Los vehículos de propiedad de los colegios deben tener pintados sus distintivos.

Algunas obligaciones de los colegios

– Disponer en los vehículos de un adulto que supervise el recorrido.

– Observar probidad y diligencia de la empresa de transporte que escogió.

– El adulto que supervise el recorrido podrá ser contratado por el transportador. El colegio, entidad territorial, Secretaría de Educación, asociación de padres de familia o grupo de padres, según el caso, fijará las condiciones y protocolos para el desarrollo de la labor del monitor.

 

Tomado de: http://www.eltiempo.com/bogota/errores-de-las-rutas-escolares-en-bogota-/16719735

 

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