En ‘la L’ funcionan seis bares a los que acuden en las noches niñas y adolescentes. Denuncia.

Una minifalda de jean, una pequeña chaqueta del mismo material que cubre una diminuta blusa rosada, medias negras hasta las rodillas, botas negras y su cabello castaño claro bien peinado, sujeto con una balaca que termina en un lazo de color rosa.

Dice tener 16 años, pero aparenta menos. Son casi las 10 de la noche –hace un par de semanas– y camina por la avenida Caracas con calle octava haciala calle del ‘Bronx’, considerada la zona más peligrosa de Bogotá. Cuando se le pregunta su nombre piensa la respuesta: “Dígame Tatiana; siempre me lo cambio para no ‘chapearme’ (quedar en evidencia)”.

Ella es una de las menores que asisten cada noche, de miércoles a sábado, a los seis amanecederos que se han logrado identificar en esta zona a la que rara vez llega la Policía a pedir papeles.

La calle más crítica en términos de criminalidad es ‘la L’, situada entre la novena y la décima, entre las carreras 15 y 16, de la localidad de Los Mártires. Entre cambuches viven unos 3.000 habitantes de la calle.

En este mismo punto, que mueve unos 80 millones de pesos al día en venta de droga,empieza desde las 9 de la noche el desfile: jóvenes, niñas y adolescentes salen de dos estaciones del TransMilenio (Avenida Jiménez y Tercer Milenio) que son las que quedan más cerca del ‘Bronx’. (Además: La película que relata el doloroso mundo de la explotación sexual)

Tienen características comunes: en su ropa predomina el color rosado, el olor fuerte de sus perfumes se percibe a varios metros de distancia y las que llegan más tarde lo hacen en taxi.

Momentos después ingresan a la oscura calle que cada noche es escenario de la prostitución infantil y juvenil asociada al consumo de droga.

En el costado sur de la plazoleta del Voto Nacional, justo al lado del Batallón de Reclutamiento, un grupo de policías se concentra en evitar que ellas lleven droga o armas. Les preguntan, como parte del protocolo, para dónde van. La respuesta es siempre la misma: vamos para ‘la L’. Legalmente no les pueden impedir el paso y siempre siguen de largo.

“No llevamos tarjeta de identidad, ningún papel para que la Policía no nos ‘chapee’ ”, dice Tatiana, mientras aprovecha el espejo de un carro estacionado del otro lado de la avenida Caracas, muy cerca del CAI de San Victorino, para terminar de maquillarse. Son, dice, sus últimos retoques “para la noche loca”.

En un jueves se pueden contar hasta 60 menores, pero los viernes esta cifra se duplica, porque “es especial”. “Llega mucha gente, hombres bien vestidos. Aquí fue donde conocí el amigo que tengo, un ingeniero que paga el trago. En ‘la L’ nadie molesta y se puede amanecer sin problemas”, dice la muchacha.

De los seis bares que hay en el ‘Bronx’ dos cuentan con condiciones estructurales aceptables y son justamente a los que más acuden los visitantes externos. En los cuatro locales restantes es común ver a muchas jóvenes que bajo la influencia de las drogas terminan prostituyéndose y atendiendo a todo tipo de clientes, incluso indigentes de la misma zona. (Lea también: La ONG que desenmascara a los explotadores sexuales de niños)

De hecho, las autoridades no descartan que Fredy Armando Valencia, el asesino serial que mató al menos a once mujeres a las que conoció en el ‘Bronx’, hubiera acudido a esos sitios para conseguir sus víctimas.

En las ‘chazas’ se consiguen, igual de fácil, dulces y ‘moños’ de marihuana por 2.000 pesos. También, bolsas de cocaína por 5.000 pesos.

“La primera vez que entré a la ‘olla’ lo hice con unos compañeros del colegio.Salimos de clase y nos vinimos para acá. Me conseguí una camisa grande para que no se me viera el uniforme. Ese viernes salí a las 2 de la mañana. Le dije a mi mamá que nos habíamos quedado donde una amiga”, le contó a EL TIEMPO otra de las niñas, quien reveló tener 15 años.

Agregó que hacía cuatro meses se había ‘volado’ de un hogar del Bienestar Familiar, a donde había ido a parar porque la Policía de Infancia y Adolescencia la pilló “mal parqueada” en el centro. Antes de eso ya había estado en un hogar que apoya a jóvenes afectados por el consumo de droga.

Mi mamá me llevó allá cuando se dio cuenta de que estaba fumando marihuana. Después probé el pegante. Llevo casi un año sin ‘chupar’, solo marihuanita, nada de bazuco”, dice riendo.

Fue ella quien describió cómo es una noche en los rumbeaderos, que no son los únicos sitios donde venden trago a los menores. También hay billares.

Los clientes de los dos sitios menos sórdidos suelen llevarlas a moteles por fuera del ‘Bronx’, pero en ‘la L’ también arriendan habitaciones para ratos: “A esos sitios solo entran las ‘chirretes’ –así le llaman a las habitantes de la calle, las que ya tocaron fondo por las drogas–. Nosotras no somos ‘chirretes’, venimos acá porque en otro lado no nos dejan rumbear”.

Otra, que advierte que si se llega a saber que ella y sus amigas hablaron “las desaparecen”, asegura que el que la llevó por primera vez a esa zona fue su novio.

“Está preso en la (cárcel) Modelo desde hace cuatro meses. Ahora vengo sola. Tengo un amigo que gasta, me dice que se la rebusca con los celulares en la 13”. Se refiere a los sitios donde se venden teléfonos robados.

Fuentes de la Policía dicen que el negocio del proxenetismo en el ‘Bronx’ es tan rentable que ‘Gancho Homero’, uno de los expendedores más poderosos de la ‘olla’ y que está preso, tuvo un bar “con todas la de la ley”, que fue destruido por la Policía, a donde llegaban hombres mayores buscando menores. “Esto no es nada nuevo. Lo que pasa es que de dos años para acá se creció, se salió de control”, puntualiza la fuente.

Foco en tres localidades

Desde el primero de enero, la Policía adelanta la campaña ‘Ángel de la Guarda’, que trabaja en las localidades de Mártires, Santa Fe y la Candelaria. “Se ha venido realizando un trabajo con el que se busca contrarrestar la explotación sexual a menores”, dijo una fuente de la Policía. Para los próximos días se tiene prevista una intervención social a la zona del ‘Bronx’.

Prevención y apoyo de la Policía

La directora regional Bogotá del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Diana Patricia Arboleda, habla de las estrategias con las que se pretende evitar que más menores sigan ingresando a la calle del ‘Bronx’.

¿Qué información tienen sobre la presencia de menores en el ‘Bronx’?

Ya tenemos identificada esta problemática. Estamos trabajando en acciones de prevención con el apoyo de la Policía Metropolitana. La estrategia se está realizando sobre todo en los colegios. Ya hay priorizados unos planteles para evitar que las adolescentes acudan a estos sitios. El trabajo se hace, por supuesto, con sus familias.

¿Pero cómo evitar que las menores sigan visitando ese sector?

La intervención en esta zona requiere de una planeación y debe ser consistente y sostenible. Se viene trabajando de manera articulada con todas las entidades del Sistema Nacional del Bienestar Familiar, para realizar una acción que tenga el impacto para que esta situación no continúe.

¿Qué pasa con las menores que son víctimas de explotación sexual?

Un defensor de familia realiza el proceso del restablecimiento de derechos. Se evalúa la capacidad de la familia para garantizar sus derechos y si no hay familias garantes, las víctimas ingresan a un proceso de protección en uno nuestros internados.

 

Tomado de: http://www.eltiempo.com/politica/justicia/explotacion-sexual-a-menores-en-el-bronx/16528915?ts=84