Más de 125 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a alguna forma de mutilación genital y cada año tres millones adicionales están en riesgo de padecer una intervención similar, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina, la OMS recordó que esta práctica es común, particularmente en África oriental y occidental, pero también está presente en partes de Asia y en determinadas zonas del Golfo Pérsico.
Una experta del Departamento de Salud Reproductiva e Investigación de la OMS, Lale Say, dijo ayer que las corrientes migratorias provocan un aumento de la prevalencia de la mutilación genital femenina en Europa, Estados Unidos, Australia, Canadá y en algunas partes de Colombia tanto en el Pacífico como en la comunidad indígena Embera que tiene más de 200.000 miembros.
“Situación favorable”
Entre los países afectados por la epidemia del ébola, Guinea y Sierra Leona destacan entre los que cuentan con mayores tasas de mutilación genital femenina, con un 97 y 90 %, respectivamente.
El asesor en cuestiones de protección de la Oficina Regional de Unicef en África central y occidental, Andy Brooks, dijo ayer, por vía telefónica, que el ébola ha creado una situación favorable a la reducción de esa práctica contraria a los derechos humanos.
Mencionó que el Gobierno de Sierra Leona ha formulado un llamamiento para prohibir temporalmente esa práctica en el contexto de la epidemia.
De lo que se trata ahora, explicó Brooks, es cómo aprovechar este momento y conseguir el apoyo de las autoridades y comunidades para que esa prohibición se convierta en una medida de largo plazo.
Indicó que en Guinea crece también una corriente que se opone a la mutilación, en parte porque una tercera parte de intervenciones se realizan en centros de salud a los que la gente tiene miedo de acudir.
Con el ébola, la población se resiste a acudir a los establecimientos sanitarios, que la gente asocia al contagio del ébola, con lo que las mutilaciones “pueden haber bajado”, señaló Brooks.
La sensibilización realizada también ha hecho entender a las comunidades que la operación en sí puede convertirse en vector del virus.
En tanto, Colombia está hoy comprometido con la erradicación, aunque advierte el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) de que es algo que puede llevar diez o quince años, pues se trata de acabar con una práctica “de siglos” y hay que hacerlo a través de la educación y la concienciación y no mediante leyes que impongan penas de cárcel a las parteras, como defienden algunos congresistas.
Desde 2007, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, con las instancias competentes del Estado colombiano y el apoyo del Unfpa, han venido trabajando en conjunto con las autoridades Embera, sus mujeres y sus parteras en el departamento de Risaralda.
En Colombia
Colombia es el único país latinoamericano donde se da la mutilación genital femenina, algo desconocido hasta hace poco incluso para muchos varones del pueblo indígena Embera, cuyas mujeres realizan esa práctica en un ámbito privado y casi secreto.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) llamó la atención sobre la necesidad de que se dediquen mayores esfuerzos a erradicar unas prácticas que violan los derechos humanos, afectan la salud y ponen en riesgo la vida de unos tres millones de niñas todos los años en el mundo.
Precisamente la muerte de dos niñas indígenas por infecciones derivadas de una mutilación genital en 2007 fue lo que sacó a la luz la práctica de extraer el clítoris a las recién nacidas que se ha mantenido entre los Embera, el tercer pueblo indígena más grande de Colombia, con 250.000 miembros repartidos en una área muy extensa.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) también tiene información de que hay casos de mutilación genital femenina en comunidades de afrodescendientes de la zona del Pacífico, en el oeste de Colombia.