Medición sobre tolerancia revela que el 14 % de quienes atienden los casos creen que a esa violencia se le da más importancia de la que merece.
El caso del hombre que porque está bebiendo golpea a su pareja, o el que piensa que si la mujer se viste de forma ‘provocativa’ se expone a que la violen, aunque parecen escenarios de siglos pasados, siguen siendo justificados, incluso por funcionarios encargados de atender a víctimas de violencia.
Así lo evidencia la Segunda medición sobre tolerancia social e institucional de las violencias contra las mujeres, elaborada por la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, y que revela que el 14 por ciento de funcionarios que atienden estos casos consideran que a esta problemática se le da más importancia de la que merece.
En la primera medición, realizada en el 2009, las cifras mostraban un porcentaje más alto en este aspecto: el 31 por ciento de los funcionarios consideraban que se le estaba dando más importancia de la que realmente merecía.
Es más, solo el 57 por ciento considera que todos los agresores deben ser judicializados. En el 2009 pensaba esto el 65 por ciento.
Si bien el documento refleja un continuo avance en el rechazo a la violencia contra las mujeres, respecto a los hallazgos de la primera medición, también deja claro que los retos siguen siendo mayúsculos.
“En la nueva medición vemos avances en cuanto a la conciencia social frente al problema de las violencias contra las mujeres, y nos muestra zonas del país donde es necesario seguir trabajando más fuerte”, señala Martha Ordóñez, consejera presidencial para la Equidad de la Mujer.
Ordóñez se refiere puntualmente a ciudades como Cartagena, Popayán, Pasto, Buenaventura y Tumaco, donde la tolerancia social e institucional de las violencias contra las mujeres continúa siendo alta.
De un lado, el informe mide, la tolerancia institucional, para lo cual se aplicaron, entre noviembre y diciembre pasados, 1.095 encuestas a funcionarios de los sectores gubernamentales de salud, educación, justicia y protección, así como de organismos de control en Medellín, Barranquilla, Bogotá, Cartagena, Florencia, Popayán, Villavicencio, Pasto, Tumaco y Buenaventura.
Y de otro lado evalúa la tolerancia social, mediante encuestas en 2.937 hogares, de las mismas diez ciudades y durante el mismo periodo.
Para Isabel Cuadros, directora ejecutiva Asociación Afecto, la violencia contra la mujer no se puede ver como un tema de poca monta, y menos negarla.
“Negar la violencia no previene. Decimos que no existe y por eso el gran valor de este informe, porque queremos cifras, no ocurrencias, ni ver la violencia sobre mi propia historia, sino hacerlo desde lo científico, desde la evidencia”, señaló Cuadros.
Esto se reafirma en la encuesta, con la medición de quienes piensan que la violencia de pareja tiene menos impacto que la violencia contra los niños, niñas y adolescentes. En el 2009, el 30 por ciento lo pensaba así, y en la segunda medición la cifra se redujo al 11 por ciento. Cuadros criticó también que persiste la visión de que el macho, por ser más fuerte, está por encima de la mujer.
En este aspecto, la medición consultó si la mujer debe aguantar la violencia del marido para mantener unida a su familia, y los resultados señalaron un retroceso de cinco puntos, pues en el 2009 la totalidad de los funcionarios rechazaron tal afirmación, pero, en el 2014, un 3 por ciento estuvo de acuerdo.
El informe contempló la calidad de la atención a las mujeres víctimas y evidenció que algunos números en esta materia fueron menos favorables que en la pasada edición.
Los funcionarios que afirmaron decirles a las víctimas cuáles son sus derechos sumaron el 60 por ciento, mientras que en el 2009 llegaron al 89 por ciento.
Expertos insistieron en que es necesario mejorar la atención a las víctimas, porque muchos procesos terminan revictimizándolas.
Añadieron que se debe trabajar para garantizar una atención integral y ajustar las estrategias de prevención, que están teniendo un bajo impacto.
La elaboración del documento tuvo el apoyo de ONU Mujeres, la Corporación Humanas, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Embajada de Noruega en Bogotá.
Sigue alta la tolerancia social a la agresión
La medición sobre tolerancia social e institucional de las violencias contra las mujeres muestra un panorama un poco más alentador a nivel social, aunque en las familias persisten conceptos como que el hombre es el que manda en el hogar o que las familias con un hombre tienen menos problemas.
Reaparece entonces el discurso de los expertos –repetitivo y, aún, lejos de hacerse realidad– de que Colombia es un país de leyes y políticas, pero que no se cumplen. El papel de la sociedad se mide en la disposición de cumplirlas.
En las encuestas a hogares se evidenció la permanencia de un ordenamiento patriarcal, que, aunque ha venido perdiendo fuerza con los años, sigue vigente.
Los imaginarios como que los hombres son la cabeza del hogar disminuyeron (pasó del 45 por ciento en el 2009 al 31 por ciento en el 2014).
Otro que ganó terreno fue el de que una buena esposa debe obedecer a su marido, así no esté de acuerdo con él (del 31 por ciento en el 2009 pasó al 19 por ciento en el 2014).
“El cambio de imaginarios, actitudes y prácticas sobre el lugar subordinado que ocupan las mujeres en la sociedad no se logra de un día para otro”, reconoció Adriana Benjumea, directora de la Corporación Humanas Colombia.
La medición indicó que el 15 por ciento de las mujeres encuestadas en el aspecto de tolerancia social han sido víctimas de alguna forma de violencia.
De acuerdo con las cifras, las ciudades donde más se reportan los casos de violencia son Medellín (25 por ciento), Buenaventura (22 por ciento) y Pasto (20 por ciento), mientras que en las que menos se registra son Villavicencio (1 por ciento), Cartagena (2 por ciento) y Barranquilla (3 por ciento).
Un indicador que no evidenció alteraciones notables es el caso común de la agresión a una mujer evidenciada por un tercero.
“En el 2009, el 57 por ciento intervendría si alguno de sus amigos golpea a una mujer y en el 2014, el 56 por ciento lo haría. En el caso de que el agresor sea un desconocido, en el 2009 el 33 por ciento dijo que intervendría, porcentaje que bajó al 29 en el 2014”, señala el documento de la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer.
También preocupa la poca participación de mujeres en charlas y talleres sobre violencia. De hecho, en el 2014, el 14 por ciento de las personas encuestadas han participado en charlas o talleres sobre violencia contra las mujeres en el último año.
“Hay una leve variación de dos puntos porcentuales, ya que en el 2009, 16 por ciento de mujeres y hombres encuestados afirmaron haber participado en charlas o talleres”, añade el informe.
Según Benjumea, para que las mujeres colombianas vivan una vida libre de violencias, falta aún, pese a los avances, un trabajo de articulación, incidencia y capacitación.
Festival por la vida de las mujeres
En agosto de 2014, la periodista Jineth Bedoya Lima, quien sufrió secuestro, tortura y violación, logró que el presidente Juan Manuel Santos decretara el 25 de mayo (día en que ocurrieron los hechos, en el año 2000) como la fecha para dignificar a las mujeres víctimas de violencia sexual.
Por eso este año, en el que se conmemorará por primera vez la fecha, EL TIEMPO, en alianza con la Unidad de Víctimas, ONU Mujeres, el PNUD, el Fondo de Justicia Transicional, el Ministerio de Defensa, la Fundación para la Libertad de Prensa, Oxfam Intermón, la Dimayor y las embajadas de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, realizará este mes de mayo un gran festival por la vida de las mujeres.
Todos los certámenes se enmarcan dentro de la campaña ‘No es hora de callar’, creada por la periodista Jineth Bedoya y que esta casa editorial ha respaldado en los últimos cuatro años.
Uno de los eventos, del cual abrimos convocatoria nacional, es la iniciativa ‘90 segundos para no callar’.
La invitación es para que las mujeres que quieran contar su historia como sobrevivientes de la violencia de género lo hagan a través de un video, de minuto y medio de duración.
El video lo pueden grabar con el teléfono celular, la tableta o una cámara. Los formatos y las bases de la iniciativa se pueden encontrar en: https://youtu.be/gNzqVUty5Wc. Todos los videos serán recibidos a través de WeTransfer en el correo noeshoradecallar@eltiempo.com.
Las historias se publicarán el sábado 23 de mayo.