Otras muertes que no debieron ocurrir

Otras muertes que no debieron ocurrir

septiembre 7, 2014

“Si quieres recorrer el sendero, debes convertirte en el sendero”, refrán budista

El hecho se registró en el sitio conocido como Luna Roja. En la noche de este domingo, los habitantes de Fundación seguían sin creer la tragedia que vivió este apacible municipio del norte del Magdalena, cuando un bus que transportaba niños quedó envuelto en llamas en el centro de la localidad, dejando como resultado 32muertos y 18 heridos.

Con mucha frecuencia se escucha mencionar la vivencia de los derechos como una manera ajena en que nos relacionamos o como algo que merecemos por el simple hecho de estar vivos.

Nada más ajeno a la realidad. El fundamento filosófico de la Ley de Infancia y Adolescencia en Colombia tiene como base una perspectiva totalmente distinta, y es la garantía de la vivencia de estos derechos a partir de la tutela dada por campos concéntricos de protección, léase familia-comunidad-Estado, una sumatoria de actores sociales que sólo surgen desde la interacción.

Con tristeza presenciamos hoy que hemos olvidado el hecho de que esos anillos son sólo el fruto del compartir, del no delegar mi deber por el del otro, de no descuidar mi trabajo por el del otro.

Durante las últimos días presenciamos resultados de este descuido. La semana anterior olvidamos totalmente  que los derechos surgen de la forma en que trato al otro y no de la imposición de un texto. Así, esta negligencia facilitó que la vida de dos niños fueran menos importantes que la dictadura de las intolerancias y convirtieran seres humanos en armas de guerra.

En la misma línea, el fin de semana, los anillos sociales de protección se olvidaron y murieron, a este momento, 32 niños y niñas por la absurda consideración de que las normas no son para regular una convivencia sino para limitar una individualidad, y bajo la creencia de que “a mí no me va a pasar” se olvida que todo lugar es aquí y todo momento es ahora.

Hoy cuando escribimos estas líneas queremos desde la Sociedad Colombiana de Pediatría expresar nuestro dolor por la infancia y recordar que nuestra responsabilidad con los niños y las niñas es hacer adultos sanos y felices.

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