Un vínculo fuerte con la figura paterna permite que los niños logren éxitos laborales y emocionales.
Así como el amor de una madre es diferente al del padre, así serán el cuidado y las bases que cimienten la vida de sus hijos: distintos. Papá ama, cuida y se divierte de una manera particular. Aunque ambas figuras son igual de importantes en la vida del pequeño, el hombre será quien, gracias a una buena vinculación con sus hijos, sea el referente de confianza, autoridad, protección y éxito.
Según el pediatra Francisco Leal Quevedo, experto en el tema, “la figura paterna es importante para los hijos de ambos sexos; al hijo varón le servirá de modelo de identificación, a la hija mujer le permitirá construir mejor su identidad sexual femenina”.
Ahora, el hecho de que la madre perciba el desarrollo del bebé en su vientre hace que se genere un tipo de amor y vinculación diferente al del padre. En este sentido, dice la doctora Rocío Hernández, a las mujeres les cuesta más poner límites, mientras que el papá sí está muy seguro de quién es su hijo: “Es otra persona, necesita aprender”.
El tipo de vínculo con el papá le ayuda al niño a sacar sus capacidades porque el hombre, en la mayoría de los casos, no es el que le hace las cosas al niño –como la mamá–, sino el que le enseña a hacerlas. El amor del padre impulsa al hijo a desarrollar capacidades que fomentan la autoconfianza.
Luego, cuando crecemos seguros en ese equilibrio entre papá y mamá, mucho de nuestro éxito laboral se lo podemos agradecer a la figura paterna, añade la psicóloga Hernández.
“El haber sido amado de manera no ambivalente por el padre significa que este fue atento, que se interesó verdaderamente en nuestros proyectos, preocupándose por poner ciertos límites y creando así el cuadro de seguridad indispensable para nuestro desarrollo armonioso. Los hijos que han sido bien ‘paternados’ se sienten seguros al continuar sus estudios, al escoger una carrera, al elegir compañera o al tomar iniciativas personales. Y tienen una sana competencia con otros hombres”, agrega el doctor Leal.
En este sentido, el éxito, la armonía y la estabilidad emocional con otra pareja van a depender bastante de esa vinculación que se tuvo con el padre. Cuando falta la fuerza del éxito es porque faltó la del vínculo con el papá.
Según la psicóloga Hernández, “si en mi sistema familiar la imagen del hombre está desvalorizada, va a afectar notablemente las relaciones. Mamá, a través de la relación con papá, me enseña a amar a los hombres. Y papá, también ante la posición con mamá, me enseña a amar a las mujeres”.
Puede que estén separados, pero mientras se tenga un muto respeto como género y como personas se tienen una adultez más tranquila y una relación más armoniosa. Si no, por ejemplo, “esto va a afectar el tipo de hombre que busque o no. Y los desvalorizo y más bien me vuelvo competitiva con ellos; en lo profundo se quiere tener pareja y veo que no es posible”, dice Hernández.
Cuando no hay vínculo…
La psicóloga Rocío Hernández enfatiza en que los conceptos de relación y vinculación son muy diferentes. “Puede que no tenga relación con mi padre porque se murió, se separaron, se fue, etc. Pero la vinculación es lo esencial; si me vinculo con mi padre en la misma magnitud de importancia que con mi madre, así no lo haya conocido, es posible que mis relaciones sean satisfactorias. Vincularse es tener honra y respeto hacia mi padre; es ser consiente y reconocer que el 50 por ciento de mi vida se lo debo a mi padre. Es un equilibrio interno en el que crece la persona.
Si de corazón acepto que la vida misma se la debo a dos seres y no solo a uno”.
Ahora bien, si no está el papá en la familia, entonces hay que darle al niño acceso al género masculino; por ejemplo, el abuelo, el tío o cualquiera que le dé al niño la capacidad de autoconfianza.
“La falta de vinculación con papás puede generar, sobre todo, depresiones y adicciones. Pero la falta de autoconfianza en sí mismo se genera cuando no se ha tenido acceso al género masculino en el interior de la familia”, puntualiza la psicóloga.
En estos casos es indispensable trabajar por una sana vinculación, sea de manera individual o a través de ayudas del especialista.
“Por medio de las constelaciones familiares se revincula. He tenido mamás sorprendidas que, a pesar de que viven con papá, el niño no está vinculado. Y aquellas que, a pesar de que no lo conocen, están vinculados con el papá. El papá sabe que hay un hijo, y el niño sabe que hay papá”, señala la psicóloga Hernández.
La madre, por un lado, debe aceptar que el padre de su hijo existe y si lo hace, entonces también acepta a su pequeño.
“Aunque haya tenido el conflicto más profundo con el padre, deben ver a sus hijos y decirles que respetan la parte de papá que hay en ellos, como hombre, como género, independientemente de sus actos”.
Por otro lado, ambos expertos coinciden en que muchas veces es la mujer la que no deja que el hombre desempeñe bien su rol en la vinculación.
Se observa hoy una explosión de ‘hombres nuevos’ que se ocupan de sus hijos como en ninguna otra época. Sin embargo, hay ciertos obstáculos para esta nueva visión paternal. Muchas mujeres consideran que están perdiendo un derecho ancestral y ponen cierta resistencia al cambio, dice el doctor Leal.
Lo importante, entonces, es buscar el equilibrio familiar. Reconocer tanto al padre como a la madre y permitir que el niño tenga doble vinculación para que se reconozca a sí mismo y pueda desarrollarse a plenitud.
Un modelo más integral
Según el doctor Leal, estas son sus características:
Integral: debe incluir la energía, la fuerza, la asertividad, la potencia, pero también la ternura, el cuidado, las emociones, los sentimientos.
Igualitario (pero diferente): No es una madre sustituta.
Positivo: deseable para los niños y adolescentes. Ha de ser importante en el imaginario cultural.
No violento: la violencia es el arma del fracaso. Es algo que degrada a quien lo utiliza.
Para ser un buen papá…
El doctor Francisco Leal Quevedo afirma que ser padre es un rol que se construye con ciertas decisiones y acciones, que requiere ciertas condiciones como:
– Conocerse a sí mismo.
– Haber logrado su identidad, es decir, estar reconciliado con su afectividad, su sexualidad, su cuerpo, su género.
– Tomar la decisión consciente de ser padre, que debe comenzar a ejercerla durante el embarazo y muy temprano en la vida del niño.
– Aprender a comunicarse con el hijo al que está criando.
– Permitir el acceso a otros modelos masculinos.
– Dejar ir al hijo cuando sea el momento, pero continuar siendo su modelo.
Tomado de: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/gente/padres-figuras-de-proteccion-y-confianza/15958696