Nuestro ´grano de arena´ contra la desnutrición infantil en Colombia
Fue para mí, como Presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP), un verdadero motivo de orgullo y satisfacción el haber tenido la oportunidad de participar en nuestro importante evento académico, realizado en la ciu- dad de Medellín, en días pasados: II Simposio Nacional de Nutrición.
Es una muestra más del compromiso social que como SCP tenemos con nuestra infancia y la actualización médica, con la mejor evidencia científica hacia nuestros pediatras. Disfrutamos de unas excelentes conferencias y de unos destacados expositores; aprendimos tópicos nuevos, pero también nos hizo reflexionar nuevamente sobre el gran problema que es la malnutrición por déficit o por exceso en nuestro país.
Es irónico pensar que mientras la Sociedad se reunía en un evento académico del más alto nivel científico, referente al tema de la nutrición, en muchos lugares de Colombia simultáneamente se estaba y se sigue poniendo en juego nada menos que el futuro del país, sus habitantes y el capital humano de los tiempos venideros.
De una u otra forma, se está impactando negativamente la salud, la felicidad, el bienestar y presente de nuestros niños y niñas, y su capacidad para desarrollarse. Nosotros como SCP hemos rechazado públicamente los actos asociados con corrupción en temas de alimentación infantil en los colegios públicos, y hemos dado a conocer casos tan graves como la ya acostumbrada mortalidad infantil en La Guajira y otras regiones del territorio nacional.
Nuevamente preguntamos al alto Gobierno qué está pasando con el cuidado y la atención que reciben los menores desde el embarazo. El desempeño de ellos en los planteles educativos y más tarde en la vida depende de sus capacidades cognitivas y su estabilidad emocional, las que a su vez tienen que ver con la calidad y efectividad de la atención que reciben durante su primera infancia y la gestación de sus madres.
Reiteradamente hemos exigido al Gobierno Nacional, departamental y local una verdadera política social frente a la atención de la primera infancia en todas las dimensiones que son claves para el desarrollo futuro, articulándose con la calidad del entorno familiar, la comunidad, la salud, la nutrición, la protección, la seguridad, la recreación y el enriquecimiento interior; así mismo se espera una articulación con el acceso a la educación, entre otros muchos determinantes sociales, que pareciera se han olvidado en la agenda del país.
No podemos permitir que la corrupción regional y central siga enriqueciendo a personas inescrupulosas a costa de nuestra infancia y, por ende, del futuro nacional. Solicitamos nuevamente al Gobierno que impida por todos los medios que los políticos incluyan en la adjudicación de estos contratos; que estas adjudicaciones se hagan a personas y grupos honestos, y de buena fe que estamos seguros de que existen en el país.
La malnutrición es un problema de salud pública, no solo de ahora sino de muchas décadas atrás. Por déficit o por exceso, este es un tema que afecta a cientos de nuestros niños, niñas y adolescentes. El hambre es aún una enfermedad que afecta a muchos de nuestros pequeños y que no debería existir, porque los humanos hemos logrado sobreponernos a los caprichos de la naturaleza.
Lo más triste de esta situación es que, a pesar que en el país existen organizaciones encargadas del tema, aún falta mucho por hacer. De igual manera es desconcertante ver que en una nación como la nuestra, rica en producción alimenticia, tengamos niñez que pase hambre y se enferme llegando hasta su muerte. Pero lo más preocupante es la falta de preparación de nuestros médicos generales y pediatras en temas tan básicos como la malnutricion, en campos tan fundamentales como el diagnóstico precoz, el tratamiento adecuado y oportuno, y programas de rehabilitación y seguimiento nutricional.
En este aspecto, los profesionales de la salud también tenemos gran culpa y este fue uno de los motivos que inspiró este II Simposio Nacional de Nutrición, contribuyendo a la actualización y capacitación en temas de gran importancia en esta área.
No debemos olvidar, tampoco, la gran enseñanza que nos ha dejado el tan sonado problema de los niños de La Guajira, donde muchos programas no han funcionado por múltiples causas, porque sabemos que se ha dejado de lado en muchos de ellos el conocimiento y la comprensión de los facto- res culturales que regulan las normas dietéticas de su población, y que si es- tos factores trazadores no son tenidos en cuenta, no es posible formular un programa racional y eficiente.
La desnutrición no es solamente un problema de dicha región, pues marcha a lo largo y ancho de nuestro país; incluso en la capital de la República. Un estudio reciente del Departamento Nacional de Planeación (DNP) muestra como irónicamente en este territorio, en el que aún tenemos miles de niños con hambre, se desperdician 9,76 toneladas de comida al año. Las cifras hablan por sí solas.
En un estudio reciente de la Socióloga Nubia Yaneth Ruiz, de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, se indica que no solo los niños son las víctimas fatales de la desnutrición; arma que esta “tragedia afecta a todos los municipios del país y a la población de todas las edades” . Allí demuestra que han fallecido 63.634 personas por desnutrición y patologías asociadas en los últimos diez años, siendo 9.334 defunciones en niños, es decir, un promedio de tres muertes al día, en su mayoría en menores de 1 año de edad.
La mortalidad en niños menores de 5 años es de los indicadores más contundentes. Por esta razón, nos duele como SCP que se sigan presentando este tipo de casos y seguiremos insistiendo y denunciándolos. Además, continuaremos educando, informando, actualizando y capacitando a nuestros pediatras, demás profesionales de la salud y familias, en este y otros temas de importancia e interés nacional para garantizar bienestar y, por supuesto, la vida de nuestros niños.
Nicolás Ignacio Ramos Rodríguez
Presidente SCP